Desde mucho tiempo atrás en la historia los cristianos han recurrido a María en momentos difíciles, ella a intercedido por sus hijos, ganándose así el titulo de "Auxilio de los cristianos". Si bien María Auxiliadora ya era llamada de esta manera, no tenía aún una fiesta oficialmente declarada para celebrarla. Fue en 1814, cuando el Papa Pío VII, estando prisionero del general Napoleón, prometió a la Virgen que el día que llegara a Roma, en libertad, lo declararía fiesta de María Auxiliadora. Inesperadamente Napoleón fue derrotado y el Papa quedó libre, llegó a Roma el 24 de mayo de ese año. Desde entonces quedó declarado ese día en honor a de María Auxiliadora.
Don Bosco, nacido solo un año después tuvo siempre presente a María en su vida. Su madre, Mamá Margarita, le inculcó ese amor y devoción en la vida diaria, tanto que le enseño a saludarle 3 veces al día. Desde el principio la virgen fue el centro de toda su obra. Cuando Juanito tenía 9 años, la virgen se le apareció en un sueño, que marcaría para siempre su vida y su vocación
Años más tarde Don Bosco cuenta: "La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son complicados, por eso tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana"
Al final de sus días Don Bosco dijo "Todo lo ha hecho Ella" Lleno de humildad pero cargado de fe y de confianza, puso en las manos de ella todo lo bueno que hizo en su vida, incluso su propia santidad
En 1863 Don Bosco comienza la construcción de la iglesia en Turín. Sólo contaba con unas monedas de cuarenta céntimos y ésa fue la primera paga que le dio al constructor. Pero fueron tantos y tan grandes los milagros que María Auxiliadora empezó a conceder a sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la gran Basílica. Él solía decir: "Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen".
Basílica de María auxiliadora en Turín Italia
María estuvo presente siempre en su vida, durante los duros años de su niñez y juventud, mientras estudiaba para ser sacerdote; fue ella quien estuvo cada noche a su lado mientras pensaba como ayudar a los muchachos de Turín, y en cada uno de los momentos del oratorio. Cada vez que Don Bosco se enfrentó a la pobreza, el odio, o problemas de salud, siempre estuvo allí
Ella Habita en el corazón de cada joven que se acerca a una casa salesiana. La devoción a María es el regalo más grande que nos Don Bosco que nos ha dado como hijos.
En cada casa salesiana encontramos a nuestra madre, en la capilla o el patio, en los salones, pero sobre toda en nuestro corazón. Ahí está ella, vestida con su manto celeste, coronada de gloria, sosteniendo a un pequeño Jesús, como nos sostiene a cada uno de nosotros. Ella es auxilio en los momentos difíciles, ella es refugio y esperanza.
Ella nuestra amada madre, por eso este 24 la queremos celebrar.
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