Cuenta Don Bosco, en sus Memorias, la siguiente experiencia:
"Esos fueron días muy tristes para nuestra gente, el cólera iba poco a poco tomando los hogares más humildes de la ciudad. Aquella enfermedad tan terrible y contagiosa estaba entre nosotros y amenazaba con fuerza. Tomamos todas las medidas y precauciones posibles para que los oratorianos no cayeran enfermos, estábamos seguros dentro del oratorio. Pero pronto me di cuenta que casi cien muchachos jóvenes y sanos serían de gran ayuda entre los voluntarios que cuidaban a tantos enfermos. ¿Pero cómo proponer a mis muchachos una cosa de estas y exponerlos a un mal tan grande? Tenía un poco de miedo, pero sabía que la gracia de Dios y el Auxilio de nuestra buena Madre jamás nos abandonaría. Les hablé y ellos confiaron en mi promesa, si nos encomendamos al Auxilio de nuestra Madre ninguno de nosotros caerá enfermo les dije. Y así fue, cada uno de los jóvenes que asistió día y noche en refugios y hospitales se mantuvo sano y en pie hasta que la epidemia fue controlada….Una vez María nos confirmaba que caminaba junto a nosotros, y nos protegía bajo su manto..."
Como Don Bosco, te invitamos a ponerte en las manos de nuestra madre y llenos de fe, rezar por todos los que necesitan su amparo en este momento de incertidumbre...
Dios te salve, María, llena eres de gracia.
El Señor está contigo.
Bendita tú eres, entre todas las mujeres.
Y bendito es el fruto, de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores.
Ahora y en la hora de nuestra muerte,
Amén.
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